¿Porqué el BAMBÚ representa al Recinto?
Es un reflejo de muchas cosas: fortaleza, vitalidad, paciencia, constancia, perseverancia y, sobre todo, grandeza. Además, es una valiosa planta que nos enseña a esperar el tiempo preciso.
De hecho, si usted toma una semilla de bambú y la siembra en el jardín de su casa tiene que armarse de paciencia para no llevarse una gran decepción.
La razón: por más que la riegue durante meses e incluso durante los primeros años, no conseguirá que brote ni el más pequeño tallo.
¡En efecto!
Entre las características del bambú está el hecho de que su semilla demora hasta más de 7 años para germinar. Eso sí, una vez que crece, es imparable ¡ además de muy bello.
En nuestra vida diaria, nos ocurre lo del bambú. Requerimos del tiempo suficiente para acceder a nuestros propósitos. ¡Claro! No tenemos la paciencia del bambú para crecer.
Lo más sorprendente de esta exótica caña es que, cuando ya está preparada, su tallo alcanza hasta tres metros en un solo mes. Es decir, una vez está listo, su crecimiento es vertiginoso.
Y es que durante todo el tiempo que espera para verlo florecer, él se la pasa trabajando por su propia cuenta. En la franja de años transcurridos entre la siembra y el nacimiento del brote, la semilla del bambú echa raíces.
El bambú primero prepara sus bases para lo que será su sólido futuro y asegura la firmeza que tendrá durante la madurez. Sus raíces son tan fuertes, que ellas frenan la erosión que carcome a la tierra, pues no permiten que épocas de lluvia el piso se desmorone.
¿Nos preparamos tal como lo hace el bambú para afrontar la vida?
Muchos no sabemos cimentar las bases de lo que será nuestro futuro.
Queremos frutos sin el menor esfuerzo. Luego, por los afanes, sentimos que no avanzamos. A todos nos corresponde vivir nuestro propio proceso de aprendizaje.
Algunos alumnos no quieren dedicar tiempo a su formación académica; dicen que no desean ‘perder el tiempo’ con esas cosas, pues quieren resultados inmediatos. Después, en su quehacer profesional, a la menor adversidad fracasan y ‘mueren’, no solo en sus vidas laborales sino emocionalmente.
¡Sigamos con la metáfora!
Justo cuando crece, el bambú es capaz de resistirlo todo. Si hay vientos fuertes, esta caña los enfrenta. Si bien es cierto que se puede doblar con un vendaval, jamás se quiebra.
¿Cómo nos comportamos ante las borrascas de la vida?
Tenemos bases tan poco sólidas que, ante la menor brisa, los problemas nos mueven el piso y carcomen nuestro estado de ánimo.
A veces los resultados frustrantes nos golpean tan fuerte, que nos resquebrajamos y bajamos la guardia. No sabemos asimilar esas experiencias ni mucho menos las aprovechamos para superarnos.
El bambú también es un gran transmisor espiritual. Los peculiares sonidos que producen sus tallos al ser soplados se convierten en vibraciones que elevan el alma, al punto que pueden conseguir curar y aliviar dolencias con sus vibraciones y canalizar o revitalizar la energía.